Une visite imprévue
Comprensión lectora
Primero, lee todas las preguntas. Después, lee el texto dos veces y responde a las preguntas.
Traducción
Una visita imprevista
Hay días en los que todo sale mal. Esta tarde, Hugo fue a pasear al parque con su novia, Mathilde. De pronto y sin ninguna explicación, ella se ha vuelto hacia él y le ha dicho que no quería volver a verlo. Después se ha puesto a llover. Hugo, ha vuelto a casa con el alma en pena.
Cuando ha llegado al salón, ha encendido la lámpara y… Todo le recuerda a su amada Mathilde: sus bibelots por las estanterías, el conejito rosa de porcelana, la planta carnívora, sus novelas policíacas su vela con olor a vainilla… Y su retrato colgado en la pared que le mira directamente a los ojos. Es demasiado para Hugo, quien decide ahogar su pena en una copa de vino. Sentado en el sofá, coge el mando a distancia y enciende la televisión para distraerse. Pero la fatiga del día no tarda en atraparlo y se queda profundamente dormido.
En ese tiempo, Thomas, el ladró del barrio, que había observado toda la escena, decide pasar a la acción. Entra en la casa de puntillas y se cuela hasta el salón. Thomas no es un ladrón como los demás. Lo menos que se puede decir de él es que no es conocido por su discreción. Cuando llega a la altura de la mesa, se tropieza con la alfombra y vuelva una silla que cae montando un estruendo al suelo. Hugo, que no se percata lo más mínimo del escándalo, continúa roncando sin sospechar nada. ¡Pobre Hugo!, piensa Thomas, que se sienta unos instantes en el sillón a reflexionar. ¿Cómo podría ayudarlo? Sumergido en sus pensamientos, se sirve una buena copa de vino. Entonces se le ocurre una idea brillante: ¡tan solo tiene que robar las cosas que pertenecen a Mathilde y así Hugo no tendrá que pensar más en ella! Dicho y hecho. Thomas se pone manos a la obra. Primero coge un collar y reloj antiguos de Mathilde y los hace desaparecer en un abrir y cerrar de ojos. Después, se hace con el conejito de porcelana.